Liderazgo y unidad, claves para obtener los Juegos Deportivos Nacionales

Tanto o más que la promesa presidencial, el liderazgo del gobernador Dumek Turbay y el alcalde Manolo Duque, sumado a la unidad regional, resultaron determinantes para que nos concedieran la sede de los Juegos Deportivos Nacionales de 2019.

Estas justas se convirtieron en una bandera común, como pocas veces ha sucedido, lo que reforzó los argumentos sostenidos durante todo el periodo de petición de la sede, dominados por el resultado de Bolívar en los pasado juegos, al obtener el 4º puesto y lograr así cumplir el requisito propuesto por el propio Santos como condición para otorgar la sede.

Pero la unidad regional no se hubiera cohesionado si no mediara un liderazgo, casi obsesivo, de gobernador y alcalde, que de esta manera demostraron que están llevando a la práctica los anuncios hechos en campaña política, de trabajar mancomunadamente en asuntos comunes.

También valieron las agudas críticas al presidente Santos por la dilación en el cumplimiento de su promesa. La verdad es que hizo una apuesta y Bolívar ganó. No quedaba más que cumplir, pues bastante desconfianza había en un Presidente cachaco, en un director de Coldeportes paisa, y en las nada descartables componendas de otras regiones.

Como viejo zorro de la política, ahora Santos podrá sacar pecho para que digamos que tiene palabra. Ojalá la misma palabra la tenga con las promesas de la campaña de reelección en las obras estratégicas para la ciudad, como el canal del Dique, plan de drenajes pluviales, defensa costera, entre otras.

La bandera de los juegos nos unió. Había que ver a urbistas y santistas juntos en esto; a gremios y sindicatos; artistas y dirigentes cívicos; amas de casa y deportistas; periodistas y funcionarios. Todos. Gran ejemplo de lo que se puede hacer en equipo.

Un triunfo del alcalde Manolo Duque, preciso en la fecha en que rindió informe de gestión por los 100 primeros días de gobierno.

Un triunfo del gobernador Dumek Turbay, quien supo sustentar su petición en tono respetuoso y a la vez exigente, para que el Presidente entendiera de buenas maneras que la palabra dada había que cumplirla. Además, contagió a los bolivarenses, puso a raya a los atlanticenses, y entusiasmó al gobierno central para dar este paso. Una perseverancia sana y edificante, de las que traen bienaventuranzas.

Gana el deporte de Colombia porque los Juegos Nacionales recobran importancia y salen del sótano al que habían llegado disgregados y sin visibilidad, tanto que ahora se los pelean, gracias a Cartagena y Bolívar.

Quedan cuatro años para hacer los mejores juegos de la historia. Estamos a tiempo para incluirlos en los planes de desarrollo distrital y departamental, para articular presupuestos con el gobierno nacional, para mantener y construir escenarios, y para avanzar en la apropiación del proyecto entre la gente, amén de la mejor preparación que debemos dar a nuestros deportistas. Haber sido cuartos fue mucho, pero ahora es poco. ¡Vamos por más!