Del gobierno «tramador» al de resultados

Por John Zamora (Director Revista Zetta).- “Hay que hacer como la gallina, que cacarea cada vez que se pone un huevo”. Para algunos, esta es, por analogía, la piedra angular de la comunicación política, tan autoencumbrada por estos días.

Desde luego, se requieren unas condiciones mínimas: que haya gallina y que ponga un huevo. El problema surge cuando en vez de gallina, lo que hay es un gavilán, y en vez de huevo… vaya usted a saber.

Los que hacen curso express de expertos en asesoría política, a veces no diferencian entre una paloma, una gallina o un cuervo, y hasta están convencidos que todo lo que sale de su rabadilla es huevo. Como corolario a su confusión, gritan ¡Eureka! y le aventuran una frase de batalla al cliente: ¡usted es el timonel de un gobierno ganador!

  • ¿Ganador? ¿Y eso qué es? Pregunta el cándido gobernante.
  • Que todo lo que usted haga es ganancia. Así que compre un cañón de papelitos brillantes y cada día anuncie algo, no importa que no haga nada. Ah, y no olvide comprar también un neceser cargado de cosméticos, para salir ante las cámaras como los ojitos negros del El Gran Combo. “Esos ojitos negros que me miraban, esa mirada extraña que me turbaba, esas palabras tuyas maravillosas… y tantas cosas”…

Luego de cuatro años de empalagos, la gente queda harta de las victorias de papel, mientras siguen campantes los problemas verdaderos de la gente. Los papelitos brillantes nunca podrán ocultar hospitales sin insumos, escuelitas resquebrajadas o carreteras de dos años de inauguradas, llena de huecos, como curre muy cerca de Cartagena. En conclusión: de aquello, nada queda, porque todo era para tramar, como dicen los pelaos ahora: gobierno ganador = gobierno tramador.

Pero la historia es pendular. A veces, después viene un gobierno de resultados. A veces, después del gavilán viene un gallo, que sin necesidad de poner huevos, pone las cosas en orden. Y las cosas se ven. Se siente el liderazgo y se consiguen resultados palpables.

Que si se mete usted a pujar por unos juegos deportivos, venga el Presidente de la República y se los respalde. Que si hay una vaca muerta atravesada, le acompañe la unidad regional y logre convencer al gobierno central de quitarla del camino, y remplazarla por un potro brioso. Que si hay proyectos atascados, venga una aprobatón y el gobierno central le “camine” para beneficiar a su gente. En fin. Los resultados cacarean más, y la gente discierne y no come de cuento chino, ni de ojitos negros. No estamos en los tiempos del gobierno tramador, ahora estamos en tiempos de resultados. La gente se lo merece y ese es un mensaje cumbre.