Misión Holanda: invernaderos, logística y mercados – Opinión de Danilo Contreras

Por Danilo Contreras (Especial para Revista Zetta).- Partimos del aeropuerto Tocumen (Panamá) a las 7 de la noche del 27 de mayo y arribamos al aeropuerto Schiphol (Ámsterdam) a las 12 y 30 p.m del día siguiente. Ahora que lo pienso, aquel viaje fue como cruzar un túnel en el tiempo hacia el futuro, no solo por la diferencia horaria, sino por la experiencia cultural que intentaré describir.

 

Al salir de las instalaciones de Schiphol percibí un olor peculiar que me haría comprobar empíricamente lo que había leído acerca del carácter liberal de aquella ciudad. Gire en varios sentidos para descubrir el origen del fuerte aroma y no tarde en descubrir una caseta en pleno espacio público, diseñada para fumadores donde un par de jóvenes apuraban sin prevenciones sendos tabacos de marihuana. El resto del domingo discurrió, más tranquilo, en registros de hotel y reconocimiento de la bella y amable capital que según supimos cuenta con más de 800 mil habitantes entre los cuales se registran unas 170 nacionalidades, toda una metrópoli tolerante y universal.

 

Las tareas de la misión iniciaron el lunes temprano en el lobby del hotel donde nos esperaba el Doctor Peter Smeets, junto a otros funcionarios de Wageningen University, institución distinguida en 2016 como número 1 en temas referentes a la agricultura a nivel mundial y número 4 en ciencias ambientales.

 

El primer destino fue el agropuerto A7 localizado al noroeste de Holanda. Se trata de un complejo que incluye 300 hectáreas de invernaderos para producción de hortalizas y logística que genera su propia energía eólica y geotérmica. La anfitriona fue una rubia risueña llamada Petra quien con su esposo es la propietaria de la empresa Barendse-DC productora de pimentones dulces de color anaranjado en invernaderos de 20 hectáreas que se clasifican y empacan para distribuirlos directamente a comercializadores minoristas, de modo que en las instalaciones se cultiva y cosecha, se procesa y se agrega valor, se maneja la cadena de frio y finalmente se transporta el fruto hasta el destino de venta.

 

Seguidamente nos dirigimos a Rotterdam que alberga el puerto Europeo más emblemático. Sin embargo, de lo poco que conocimos puedo dar fe que aquella ciudad es mucho más que un puerto importante; su arquitectura es una mezcla audaz entre lo clásico y lo moderno. Uno de los objetivos de la visita a Rotterdam era el Markthal, un edificio asombroso en forma de herradura y que alberga 228 apartamentos, parqueaderos para 1200 vehículos y un espacio central que opera como mercado minorista de pescados, carnes, verduras, quesos y donde el turista degusta exquisiteces gastronómicas. La construcción es un esfuerzo conjunto de empresarios y el gobierno de la ciudad para promover un proceso de renovación urbana con una inversión superior a los 178 millones euros.

 

Nuestros guías enfatizaron que esta alianza público privada para el desarrollo urbanístico, se aplica con el mismo entusiasmo para la permanente modernización del puerto que es el umbral de ingreso de productos a toda Europa.