Urbanismo social para Cartagena – Opinión de William de la Hoz

Por Arquitecto William Eduardo de la Hoz Córdoba (Especial para Revista Zetta).- Cartagena está teniendo un crecimiento demográfico y físico como muchas ciudades colombianas, pero haciendo uso de políticas exiguas e ineficaces para el control de ese desarrollo urbano, se propician situaciones urbanas determinadas por la atención espontanea a lo inmediato y lo fundamental en un marco de precariedad total. La ciudad de Cartagena es un ejemplo claro del crecimiento urbano sorprendente, pirata y altamente especulativo, acompañada de unos regulares servicios públicos y una pobre infraestructura urbana, espacios públicos mínimos y de baja calidad, deterioro ambiental, entre otros muchos aspectos. Las políticas públicas implementadas han sido insuficientes, desarticuladas y de corto alcance. Los alcaldes locales no han sido competentes de atender semejante desafío, anudando a la ineficiencia y corrupción que hoy hacen mella en nuestra Cartagena.

Los mandatarios locales siempre se justifican con la falta de recursos económicos. Sin embargo en Colombia, la experiencia de Medellín, Barranquilla, muestran que si se puede, con políticas públicas y proyectos estratégicos bien fundamentados, con conceptos claros y continuidad, impulsados por políticos comprometidos y recurso humano competente e idóneo, han conseguido alta calidad en el espacio público, en calidad de vida, la lucha contra la segregación socio-espacial y la recuperación del sentido de pertenecía de identidad y orgullo de lo nuestro.

Para que nos de envidia de la buena Montería la capital del departamento de Córdoba, el año pasado fue escogida en La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y desarrollo, como una de la diez ciudades más sostenibles del mundo, gracias a sus proyectos ambientales, vivienda y su proyecto Agro polis, que consiste en integrarse económicamente al campo.

Aquí en Cartagena el avance es demasiado cicatero, si bien es indiscutible el buen aporte que hace el sistema de transporte Transcaribe, pero cuanto tardamos en tenerlo y cuando veremos la articulación de este sistema con otros sistemas de transporte, que bien pudiéramos aprovechar para articularlo con nuestros olvidados cuerpos de agua, y tener soluciones integradas de transporte, con lo que soñó desde la gerencia de Edurbe, en los años 1.985, el arquitecto Sergio Londoño Botero, padre del hoy alcalde encargado.

Necesitamos con carácter urgente implementar una política urbana social encaminada al compromiso con la mayoría del territorio de la ciudad, y no concentrarnos únicamente en proyectos que si bien son importantes, estos no impactan en el gran conglomerado y que no conducen a un desarrollo integral y sostenible ni en lo social ni en lo económico. Se ha demostrado en el caso de Medellín que la política urbana es la mejor inversión que puede hacer un gobierno de una ciudad como la nuestra que es reconocida internacionalmente, pero que padece de una cohesión urbana total.

Hay que encaminar nuestras políticas para anhelar una ciudad con cambios a partir de un plan urbano integrado en distintos aspectos como: planeación estratégica, programa de equipamientos educativos y culturales para impulsar la dignidad de los barrios deprimidos, proyectos urbanos integrales para la inclusión y el mejoramiento urbano, programa de vivienda social, programa de paseos peatonales y calles emblemáticas, sistema de transporte público integrado, transcaribe-acuabuses, este último constituido por líneas de buses acuáticos que conecten gran parte de la población, conectadas a un al trasporte terrestre público de la calidad que merecemos. Todo esto será posible gracias a una gestión pública con ideas claras, capacidad técnica, libre de ataduras partidistas y principalmente por una gestión social fundamentada en la participación de todos los gremios y la comunidad, organizada por un equipo de profesionales y líderes comprometidos y con visión futura y sin apegos a réditos personales.

Williamdelahoz2@hotmail.com

24 de Agosto del 2017