«Sueño con ser ingeniero civil”: José David Pino, estudiante de la ETCAR

“Andaba en la esquina de la tienda viendo pasar las motos, pasando el rato y buscando pelea”, cuenta José David Pino, mientras está montado en un andamio, pinta la pared de una casa colonial en la calle Del Guerrero, en el antiguo y reconocido barrio Getsemaní en Cartagena.

Tiene 21 años, reside en el barrio Nelson Mandela, sector Los Pinos, y aunque asegura que nunca consumió drogas, dice que las tuvo en sus manos durante mucho tiempo.

“Yo las vendía, las llevaba de aquí para allá, pero nunca me metí nada, serán tantas oraciones de mi mamá que nunca se me dio por meter vicio, lo que me gustaba era la pelea, yo era bien guapo, pero por dentro pensaba que no solo servía para eso”, comenta mientras recuerda cómo vivió algunos de sus días de desocupado en el barrio.

Un vecino de la zona le contó sobre la Escuela Taller, le dio la plata de los buses para que averiguara sobre los programas de formación. Pino cuenta que una vez tocó las puertas de la institución, sintió que estaba en lugar adecuado.

Actualmente José David es técnico en construcción y continúa complementando sus conocimientos con un curso de pintura. “Cuando los amigos del barrio me ven con botas, casco y uniforme, lo primero que me preguntan es cuánto me pagan”.

“Les contesto que no me pagan por aprender, me dan la beca para estudiar, para formarme como persona y me dan las tres balas de la comida, qué más le puedo pedir a la vida”, asegura con una carcajada.

Sueña con ser ingeniero civil, no lo ve lejos, ni inalcanzable, por el contrario asegura que ya está cerca de la meta y que no dejará que sus sueños se marchiten.

“Lo que lo hace a uno grande es la voluntad en uno mismo, salir adelante y ser mejor cada día, así como yo puedo, tú también puedes”, le dice ahora a sus amigos del barrio, esos que lo acompañaban en la esquina de la tienda.

Como José David, ya son 5.500 jóvenes en Cartagena que sea han capacitado a través de la  Escuela Taller desde su fundación en 1992.

“Hemos dado pasos significativos desde el 2012, cuando a partir de esta fecha, mediante un acuerdo entre el Ministerio de Cultura y la Alcaldía de Cartagena, estos jóvenes tienen en sus manos el mantenimiento de la murallas, el Castillo San Felipe, el Castillo de San Fernando en Boca Chica, para la restauración del patrimonio histórico con el que cuenta Cartagena”, asegura Luis Ricardo Dunoyer, director de la ETCAR.

Anualmente se capacitan entre 100 y 150 jóvenes que se encuentran en algún tipo de vulnerabilidad y que necesiten nuevas oportunidades, la meta para este año es doblar la cifra a 270 estudiantes.

“Nuestros estudiantes son jóvenes en condición de vulnerabilidad, que estén desescolarizados entre 18 y 25 años, digamos que son jóvenes con pocas oportunidades, nos encargamos a través de una convocatoria de traerlos”, aseguró Dunoyer.

La formación que se les brinda es integral, no solo se potencializa a los jóvenes en los diferentes oficios (pintura, carpintería, cantería, construcciones livianas, electricidad, cocina internacional y tradicional y fontanería), sino que también se trata de transformar el ser.

“Las convocatorias se abren dos veces al año, en la primera se ofrecen los cursos técnicos, que tienen una duración de 8 a 5 meses y salen con una certificación técnico laboral, y la segunda se ofrece después de mitad de año y son cursos complementarios de tres meses y reciben una certificación por horas de clase recibidas, pero además somos una compañía en sus procesos sociales y emocionales”, dijo Iveth Mattos, sicóloga de la Escuela Taller.

El 89% de los jóvenes egresados de este centro de formación se vinculan al mundo laboral, de esta manera atrapan sus propias oportunidades, muchos han pagado sus casas propias y ahora son padres de familia.

José David continúa pintando la pared de aquella casa colonial, sus trazos de pintura son fuertes y decididos; al mismo tiempo pinta de colores una nueva vida, una oportunidad que decidió atrapar y que quedará marcada en su historia, como si aquella antigua calle Del Guerreo en Getsemaní que ahora es testigo de su transformación, hiciera honor a lo que ha decidido ser de ahora en adelante.

Texto: Oficina de Prensa – Alcaldía de Cartagena

Fotos: Archivo ETCAR.