Qué viene – Opinión de Horacio Cárcamo Álvarez

Por Horacio Cárcamo Álvarez (Especial para Revista Zetta).- El pasado domingo se eligieron el nuevo Congreso de la República y en las consultas interpartidistas de izquierda y derecha sus candidatos a la presidencia. Los resultados, casi calcados de los últimos veinte años, dejan para destacar nuevos liderazgos que se impusieron a voto limpio, a pesar que en el consciente colectivo se mantiene la idea que nada iba a pasar, porque las elecciones son un simulacro para justificar la democracia y no para fortalecerla. Que al final es lo de siempre; quienes cuentan con mucho dinero para gastar son quienes se eligen, y lo hacen para defender privilegios y negocios. Ejemplo Aída Merlano.

Se mantuvo la abstención, que deslegitima la institución del parlamento y de sus integrantes con ideologías prepago de quienes se dice, a voces, solo se representa ellos. Es como si el 51% de las personas aptas para votar, que no lo hacen, fueran los únicas con conciencia política.

No obstante alivia el hecho que entre quienes regresan, aunque poquitos, los hay visibles, con causas y banderas, y entre los nuevos, honestos y patriotas como el profesor Mockus y María José Pizarro, esta última hija del carismático comandante del M-19, candidato presidencial con mayor intención de voto en las elecciones de 1990, asesinado por paramilitares con la complicidad de agentes del Estado. Ese pequeño grupo que se hizo elegir sin clientelismo tienen la tarea de dignificar la política y cultivar la esperanza en el futuro. Resplandecerán como tea en medio de la oscuridad de odios y miedos donde tienen al país los privilegiados y poderosos opuestos a las transformaciones aplazadas por más de 200 años.

Para Chomsky el miedo es una estrategia del neoliberalismo al que acuden los dueños de la riqueza y el poder para descargarse de la responsabilidad que les cabe en la pobreza de los pueblos. En Colombia el costo de la guerra para defendernos de la otrora guerrilla armada fue la razón para que no llegara más dinero a educación, salud y al bienestar colectivo. Con la Farc desmovilizada nos fijaron nuevos miedos: la toma del poder por los ex-insurgentes por obra de los acuerdos de la Habana o la llegada de la izquierda democrática. Cualquiera de los dos con el propósito de instaurar un régimen Castro-Chavista para emular a la pobre Venezuela.

El primer miedo se desvaneció con los resultados obtenidos en el debut ante las urnas como movimiento político de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común. Solo alcanzó menos de noventa mil votos, número inferior a la cifra repartidora para Senado, y tenerlos haciendo política sin armas le ahorro al país más de tres mil muertos y costes en armamentos y demás pertrechos de guerra. La posibilidad de convertirnos en otra Venezuela si triunfa la izquierda, ni siquiera es contemplada por organismos financieros como el Banco Mundial o el Fondo Monetario internacional emblemas capitalistas.

En cuanto a las consultas interpartidistas, lo que viene ahora, después de la lectura de los resultados es el realineamiento de fuerzas políticas con miras a la elección presidencial. Todo indica que esos movimientos no se darán en la primera vuelta, porque de acuerdo con el modelo de análisis probabilístico todos los candidatos del establecimiento tienen posibilidades a partir de como quedaron representados en el Congreso. La excepción podría ser el Partido Conservador que ya tiene candidatura vicepresidencial en el Centro Democrático.

Finalmente en la segunda vuelta la confrontación política será entre el candidato del establecimiento, con la gran mayoría congresarial, defensor del status quo, anti castro-chavista; y el del anti-establecimiento, sin mayores apoyos políticos y con una gran base social superior a la dirigencia de los partidos.

14/03/2018