Nueve candidatos pero solo dos campañas – Análisis de John Zamora

Por John Zamora (Director de Revista Zetta).-El 6 de mayo Cartagena elegirá entre Andrés Betancourt o Quinto Guerra quién será el nuevo alcalde de Cartagena.

Ellos, de los 9 candidatos inscritos, han sido los únicos que están haciendo campaña, lo que se dice campaña.

Obtener el aval de un partido y salir en el tarjetón puede que a alguien le otorgue la condición técnica de “candidato”, pero eso no significa que esté en campaña. Acudir a cuanto foro es invitado o pulular proclamas en redes sociales hacen parte del activismo, pero tampoco constituyen campaña. Parquearse una tarde en la cafetería de un centro comercial y “echarle el cuento” a los simpatizantes que allí cita, es diciente de la estatura política del candidato, minúscula por demás.

No obstante, cada cual verá qué entiende por campaña. Para un habitante de la calle, una casa es un buen cartón para pasar la noche. Para un trabajador, una casa es el fruto del trabajo de toda una vida. Para un millonario, si no tiene seis habitaciones, dos piscinas y cuatro garajes, no es casa.

Una campaña política es mucho más que una candidatura. Es crear una verdadera empresa y tener claros objetivos, siendo el principal asumir el poder.

Ahora, si el objetivo es “puyar el ojo”, o recibir invitaciones a foros, o hacerle un mandado a alguien, o saciar vanidad, o hacerse visible para ser concejal dentro de un año, o cotizarse para claudicar ante el mejor postor, o salir en un afiche, o registrar en medios de comunicación, o quejarse por todo, pues esa es la “campaña”.

La campaña depende de los objetivos y circunstancias del candidato. En el pasado debate legislativo, Yamil Arana era un desconocido y su campaña privilegió la divulgación. En cambio, Daira Galvis ni siquiera emitió un comunicado pero a cambio afianzó su estructura reeleccional. Ambos resultaron electos, con alta votación, pero en campañas de distinto sello.

De las miles de definiciones de campaña, aventuremos un par escogidas por el buscador de Google, a lo Fajardo:

Un proceso político planeado, organizado, dirigido y controlado por medio del cual los candidatos y sus equipos, realizan actividades de relación personal y mediática, a partir de una investigación para conocer asuntos y problemas de los ámbitos en que se da la competencia electoral, formulan propuestas de solución y ponen en práctica procesos efectivos de comunicación persuasiva. (https://wwwmarketingpolitico.blogspot.com.co/p/definicion-de-campana-politica.html)

Una campaña electoral es un conjunto de acciones de comunicación destinadas a influir en los públicos en cuanto a sus creencias o comportamientos políticos, con el propósito de orientar su voto en unas elecciones  (Mario Riorda – https://marioriorda.com/blog/?p=808)

El sentido de organización, de trabajo en equipo y de comunicación son denominadores comunes en las definiciones, pero ausentes en varias candidaturas de Cartagena.

Toda campaña se hace con plata, y sea abundante o escasa, lo importante es el aprovechamiento máximo que se haga de los recursos. Varios de ellos dirán que no tienen apoyo financiero porque no son fichas de financistas oscuros. Ese es un argumento válido pero hay que ser recursivo para encontrar financiación por otras vías, pues si se ponen a esperar que el Estado sea el que ponga la plata de la campaña, les llegará el año 3.000…

En la pasada campaña a la Cámara, Jorge Benedetti vendió manillas, botones y camisetas a $100 mil el “kit”, o lo que el comprador quisiera aportar. Lo significativo de la iniciativa es que se puede ser creativo para obtener recursos, y no anclarse en la eterna queja de que los malos financian a los malos.

En estos tiempos híper comunicados, tener un jefe de prensa o un jefe de redes sociales es imprescindible. Acudir a una facultad de Comunicación Social es un buen instrumento si no se tiene para pagarle decentemente a un periodista.

El problema no es solo de los candidatos sino también de los ciudadanos y gremios que esperan un cambio, pero ni siquiera como voluntarios de tiempo hacen un aporte a un candidato que consideran serio y capaz. La palabra “donación” no existe.

Frente a este panorama lo que hay que buscar es alternativas, pero si no se tiene claro que para ser alcalde hay que hacer campaña, y que una campaña es más que un candidato, jamás le harán cosquillas a los que sí están de verdad en campaña.