Con los brazos abiertos – Editorial Revista Zetta

Regresa Manolo Duque a la libertad, de la que nunca debió ser privado. Nos quedamos esperando la súper prueba, el súper audio, la súper foto, el súper video de algún acto indicativo de delito, pero no. Se vencieron los términos y la Fiscalía no presentó esa prueba que desvirtuara su presunción de inocencia.

Un año lejos de su familia, un núcleo familiar unido y ejemplar. Un año, con sus días y sus largas noches, con la Navidad y el Año Nuevo, con los cumpleaños, con todo lo sencillo que ofrece la cotidianidad. Un año en el que debió renunciar al cargo de Alcalde de Cartagena y soportar el juicio sumario de los medios de comunicación de Bogotá, que lo descuartizaron a mansalva.

Manolo ha tenido que soportar el rigor desmedido de autoridades, que se pasaron de maracas. Se pasó el procurador al suspenderlo del cargo, por el caos inveterado de la planeación y las licencias de construcción en Cartagena; se pasó la Fiscalía al encausarlo por meras sospechas sin pruebas contundentes; se pasó el juez que lo envió a la cárcel.

Si de algo es responsable, si acaso, será de ingenuidad. Un hombre de alma buena, de sonrisa franca, de carisma cálido, nunca ha debido ser tratado así.

Manolo Duque: bienvenido a la libertad. Te recibimos con los brazos abiertos, para darte el abrazo acumulado tras un año de injusta privación. Al final, la justicia brillará. Dios lo sabe.