Cartagena 2020 – 2024 / Opinión de Juan Camilo Romero

Por Juan Camilo Romero (Especial para Revista Zetta).- El próximo Alcalde o Alcaldesa debe ser  una persona que busque la renovación del  ciudadano cartagenero aumentando su sentido de pertenencia, quiere decir entonces, un mandatario que sea capaz de encontrar eso que una a todos los cartageneros, ya sea en torno a una de las fiestas que aquí se celebran, o nuestro equipo de futbol o de béisbol, un evento cultural o simplemente un símbolo, algo que a todos nos haga sentir orgullosos de haber nacido en esta tierra y que por una buena vez nos una sin distingo alguno, por encima de nuestra condición social, color de piel, estrato socioeconómico, credo, orientación sexual o ideología política.

Los Cartageneros en este 2019 debemos elegir Alcalde, Gobernador, Concejales y Ediles. Una oportunidad más que tenemos los ciudadanos de ejercer el poder, el mismo que nos ha sido conferido constitucionalmente para escoger nuestros gobernantes, deseando que esto se dé posterior a un ejercicio colectivo de reflexión sobre lo que más le conviene a esta ciudad que se encuentra en un sitial de atraso frente al resto de ciudades de la Región Caribe.

Me permito reflexionar sobre las características qué; a mi juicio, debe tener la persona que resulte elegida para el primer cargo del Distrito.

Cartagena viene padeciendo una crisis institucional sin antecedente alguno, donde hemos tenido más de diez alcaldes en menos de diez años,  distintas circunstancias hicieron posible esta situación.

Muchos sostienen que la causa es la incapacidad que tiene el pueblo para elegir, otros hacen referencia a la corrupción que galopa arrogante comprando conciencias a las gentes de barrios populares, no falta quien diga que esta crisis obedece a los intereses de unos pocos que tienen mucho y no han podido democráticamente resultar elegidos y utilizan sus medios para interferir en la gestión administrativa del mandatario de turno, y no faltará quien comente que la anacrónica y voraz clase política no permite el surgimiento de nuevos liderazgos capaces de rectorar el proceso de transformación social y administrativa que la ciudad demanda.

Todo lo que he mencionado anteriormente es posible que tenga asidero fáctico y resulte cierto. El próximo Alcalde o Alcaldesa de Cartagena, sin importar su filiación política debe ser una persona capaz de liderar un proceso donde converjan todos los sectores de la sociedad; todos, absolutamente todos quienes quieran y puedan aportar a la construcción de soluciones a los problemas estructurales de nuestra ciudad.

El próximo Alcalde o Alcaldesa de Cartagena debe ser una persona con capacidades probadas en la administración pública, capaz de establecer alianzas estratégicas con el Gobierno Nacional para la consecución de recursos que financien la realización de las obras que la ciudad pide a gritos, de igual manera, debe el próximo mandatario establecer alianzas beneficiosas para la comunidad con el sector privado, fomentando el crecimiento económico y aumentando la competitividad.

El próximo burgomaestre, debe procurar aumentar la cobertura y la calidad educativa en todos sus niveles, puesto que según las cifras arrojadas por las últimas pruebas Icfes y Saber nuestra ciudad se ubica en los últimos lugares. Así mismo debe impulsar campañas de cultura ciudadana, toda vez que nos está acabando la desidia por parte de propios y extranjeros.

El próximo Alcalde o Alcaldesa de Cartagena, debe de igual forma procurar ampliar la red hospitalaria y mejorar la calidad de la prestación de los servicios de salud, dicha red gobiernos anteriores le hicieron sendas inversiones millonarias y hoy sus instalaciones constituyen elefantes blancos.

El próximo Alcalde o Alcaldesa de Cartagena, debe procurar reducir los índices de inseguridad en todos los barrios de la ciudad, aplicando una política de prevención al delito, disminuyendo las condiciones de desigualdad social.

Cartagena es una de las ciudades con mayor población en condición de pobreza extrema, las políticas tendientes a la superación de pobreza deben ser concebidas y ejecutadas de manera seria y responsable.

La tarea no es fácil, pero estoy seguro que si se logra ser punto de unión desde lo público, podemos empezar un proceso a mediano plazo para la restauración de nuestra ciudad, la misma que a pesar de todos sus problemas se levanta imponente y hermosa sobre las costas del mar Caribe.

El próximo Alcalde para que lo dejen gobernar, debe ser alguien reconocido por el pueblo, que no represente una amenaza para los intereses de la clase política y empresarial, que tenga buenas relaciones con el alto gobierno y sobre todo se mire en el espejo de sus antecesores para no repetir la historia, mejor dicho, el próximo Alcalde o Alcaldesa de Cartagena no puede ser un aparecido populachero ni mucho menos un señorito encopetado con talante gerencial disfrazado de salvador.