Alan García y el harakiri japonés – Opinión de Álvaro Royo desde Xiamen

Por Álvaro Royo (Especial para Revista Zetta).- (Xiamen – China).-Qué es el Harakiri, copio textualmente de Wikipedia: “Es el ritual de suicidio japonés por desentrañamiento, el seppuku formaba parte de Bushido, el código ético de los Samuráis, y se realizaba de forma voluntaria para morir con honor en lugar de caer en manos del enemigo y ser torturado, o bien como una forma de pena capital para aquellos que habían cometido serias ofensas o se habían deshonrado”.

Fue leída en el funeral de Alan García una carta que dejó para sus hijos, que entre otras cosas decía: “Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios porque ya cumplí la misión que me impuse”.

Dejaba claro Alan García que no iba a dejarse arrastrar ni humillar por sus adversarios, culpable o no, hay allí una clara muestra de la búsqueda del suicidio para salvar su honor, muy al estilo de los samurái japoneses.

Y aunque las diferencias saltan a la vista me llama mucho la atención porque esta no es una práctica, el suicidio, muy común entre los políticos latinoamericanos que si de algo carecen es de ética, honor y honra, términos y acciones que dentro de la cultura japonesa los han hecho parte de sus acciones de vida, tanto que si estos valores se pierden, culpable o no, es mejor perder la vida.

Yo soy de los que siempre he visto el suicidio como un acto de real cobardía, de huir y no asumir responsabilidades y causarle un dolor irreparable a los que te quieren y te aprecian, no es para mí un acto de grandeza el causarles tamaño dolor a la gente que te aprecia y que cuentan contigo en buenas y en malas, no ha servido de nada que luego que un personaje como él, haber ganado la presidencia de un país como el Perú siendo solo un joven de 35 años, y luego volverla a ganar con todo lo que esto representa no querer enfrentar un juicio y ponerle la cara a la justicia y cerrar su historia con valentía, porque si eres inocente la cárcel no te deshonra, más bien te puede engrandecer, inmortalizar.

Pero no, pegarse un tiro es más fácil, y claro, la investigación se cierra.

Acá en China casos como el de Alan García suceden a diario ya que los políticos que entran en investigaciones por corrupción les espera cadena perpetua o la pena de muerte, y para salvarse de esta tienen que denunciar a todos los cómplices en los desfalcos, porque el robo de los recursos públicos en Colombia, en África o Perú, o en China, no se hace solo, siempre hay un equipo de varias personas involucrado y por eso se matan acá, para no denunciar, no por una cuestión de honor ni de deshonra como los Samuráis de Japón.

Ahora bien, hace unos días leía el editorial del periódico el tiempo de los Bacanales y fiestas que organizan los políticos presos por delitos como masacres, crímenes de diferente tipo, robos de recursos públicos etc. y se pregunta uno qué tipo de mutación han sufrido estos individuos para que no solo no se hayan enterado que están presos, y por algo realmente serio, sino que lo estén festejando. ¿Dónde está la honra, el honor y la ética de estos señores para que hayan llegado a este nivel?

Y no solamente esto, que la mayoría de ellos tienen en cargos públicos a familiares o personas cercanas que ellos delegaron para seguir con el robo, y sus calabozos los tienen convertidos en oficinas donde despachan, arreglan, cuadran entramados de corrupción, hacen política sin el más mínimo pudor que da la leve impresión no que están pagando una pena sino que cambiaron de oficina.

Esta actitud, ese nivel de descaro, pobreza espiritual y grotesca mezquindad de los políticos colombianos condenados es la que me parece mucho más cobarde que el suicidio, ver a estos sujetos presos pero seguir ejerciendo sus cargos públicos en cuerpo ajeno, para seguir celebrando a lo grande su caída en desgracia y dejando un legado de mierda, es lo que hace ver la actitud de Alan García como un acto de verdadera gallardía. Sea culpable o no.

Thinking

Quizás sería una buena idea brindarles a estos señores condenados en cárceles colombianas y con ganas de fiesta, manuales japoneses donde se les enseñe lo que es honor, honra y ética. Que lo tengan que recitar todas las mañas antes de recibir el desayuno y que sea de obligatorio aprendizaje.

Manuales que les ayuden a elevar el nivel de insectos en que se encuentran en estos momentos a personas, o a casi personas que podría ser suficiente, y cuando estén allí quizás podamos ver los primeros casos de harakiri en Colombia, verdaderos actos para limpiar honor y honra, aunque siendo honesto y poco optimista no me imagino a Juan Carlos Martínez Sinisterra o a Álvaro el Gordo García vistiendo su kimono japonés y procediendo con una daga de 30 centímetros a atravesarse el vientre.

En ese momento, solo en ese momento, ¡creo que dejaría de pensar en el suicidio en cualquiera de sus formas como un acto de cobardía!

Como siempre allí está mi email al pie de página para los que quieran escribirme sus opiniones acerca del tema y como mucho gusto les responderé,

¡Un abrazo!

Álvaro Royo Barcenas

enchina@gmail.com

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