3 – Un salto al vacío

Conclusiones 3

Cartagena de Indias, 28 de octubre de 2019.- Si William Dau fuese conductor de taxi y usted le dice: lléveme a la calle de la Lengua, al Mirador de Zaragocilla, a isla de León, a la Loma del Marión, a los Tres Postes o a la calle Tripita y Media, tenga seguridad que no arranca. No conoce a Cartagena.

Nadie sabe qué hará el POT, la salud, la educación, la cultura, el deporte, la hacienda distrital, la reforma administrativa, el turismo, los sectores productivos, el traslado de Bazurto, la protección costera, los drenajes pluviales, y muchos etcéteras. Nadie sabe nada. Nadie sabe cómo enfrentará la protesta diaria de los estudiantes por los colegios que están por caerse; la de los pescadores que ven en riego su actividad por el canal del Varadero; la de los vendedores ambulantes o de los mototaxistas; nadie sabe nada. Lo único que se sabe el el sirirí: “Acabaremos con la corrupción”.

Pero eso es lo que Cartagena quiso. Ante la corrupción, cualquiera que ofreciera desterrarla ganaba. Y ganó.

La gente quiso darle una patada a los políticos, a los malandrines, y se cansó de la robadera. Lo que sea que venga será mejor, dirán. Pero es un salto al vacío. No sabemos si saltamos desde una mesa al piso o desde el último piso del edificio más alto de Cartagena. Pero es un salto al vacío. No importa. Lo importante era darle un zapatazo a los políticos.