Con colores y motorutas organizamos el mototaxismo

Por Carlos Féliz Monsalve

El mototaxismo como un problema de salud pública, de tránsito y de seguridad vial es un fenómeno social arraigado y enquistado en nuestra realidad como una muestra de los medios de subsistencia a los cuales tienen que recurrir los ciudadanos por su instinto de protección y de supervivencia para con su grupo familiar.

Esta problemática social es determinante en el alivio de muchas necesidades básicas insatisfechas –de manera precaria o no- para más de 200 mil personas que viven, comen, se visten y se sostienen día a día con el ejercicio de este transporte público masivo y no formal que se presenta en el distrito de Cartagena y en un gran número de ciudades del país.

Fue analizado desde sus comienzos como un problema de tránsito y circulación, dejando de lado las implicaciones que traía en materia de salud pública, alimentando ostensiblemente el perfil epidemiológico de la ciudad y siendo concluyente en los índices de enfermedad, discapacidad y mortalidad de quienes acceden a él. A esto se suma las comprobadas cifras estadísticas de accidentabilidad y delincuencia entregadas por las autoridades tanto de tránsito como policivas; sin dejar de aclarar que el gran y alto porcentaje de personas que conducen mototaxi son personas honestas, de bien y responsables con su oficio.

Ante esta situación se percibe un panorama bastante oscuro frente al mal uso que personas al margen de la ley hacen de estos vehículos motorizados para realizar toda clase de fechorías, al punto de ser el medio preferido por los delincuentes para preparar hurtos y homicidios selectivos en las tres localidades de la ciudad e incluso muy marcadamente en municipios cercanos a esta, trayendo como consecuencia que se perjudique a las personas que en realidad se dedican al rebusque en moto puesto que son estigmatizados por la comunidad y las autoridades en general.

Se ha hablado y planteado el tema de la desestimulación de este transporte no formal con pocos y bajos resultados, por lo que hoy nos atrevemos a plantear la necesidad inaplazable de organizar y regular el mismo, pero, ¿cómo hacerlo? Plantemos la posibilidad de regular la circulación de los mototaxis a través de la georeferenciación de esta actividad y de la distinción por medio de colores que permiten identificarlos y diferenciarlos. Esto podría ser posible si dividiéramos los más o menos 45.000 mototaxis que hay en el Distrito entre sus tres localidades, repartiendo aproximadamente 15.000 en cada una, y asignadoles un color; la localidad uno de amarillo, la dos de verde y la tres de rojo, haciendo una distinción total con el color respectivo a cada mototaxista en casco, chaleco y moto, previa revisión técnica y jurídica de la medida.

Con esto se lograría avanzar en seis aspectos fundamentales, como son, uno, se evitaría la concentración de todas las motos en sitios específicos de la ciudad. Dos, se georeferenciaría el servicio de tal manera que quien trabaja en una localidad no tendría por qué entrar a prestar servicio en otra. Tres, se facilitaría la labor de vigilancia y control de la policía nacional y de los guardas de tránsito, cuatro, se podrían bajar los altos índices de delincuencia, ya que con el transporte de mototaxis organizado, va ser más fácil para los delincuentes camuflarse entre organizaciones de mototaxi fuertes, unidad, organizadas y censadas. Cinco, bajarían las cifras de accidentabilidad lo cual contribuiría a mejorar el comportamiento epidemiológico a favor de menos muertes, discapacidades y enfermedades, y seis, volveríamos a la premisa por la cual fue creado este servicio en sus inicios, que era la de rutas alimentadoras desde los barrios hacia las principales arterias viales de la ciudad.

Ahora bien, ¿Qué sucede con los que usan sus motos para trabajar? También serían beneficiados con las medidas ya que organizado y regulado el mototaxismo podrían realizar sus obligaciones laborales de una mejor manera y también ser diferenciados mediante un color asignado (propongo el blanco), evitando así los inconvenientes y pérdidas de tiempo que a diario se les presenta en el desarrollo de sus actividades.

Es importante apuntar que todo se lograra siempre y cuando haya un compromiso de todos los actores, autoridades. Mototaxistas, trabajadores formales y comunidad en general, permitiendo construir más que una desestimulación una estructura de cultura ciudadana alrededor de este medio de transporte público, que irregular o no, resuelve las necesidades de sustento y movilización de muchísima gente que hoy no tiene otra alternativa.

Como mensaje final dejo, que también podemos apostarle a la habilitación de motorutas, lo cual consistiría en que todas las motos se desplacen en carriles o corredores especiales y predeterminados, que permitan separar vehículos y automotores pesados de las frágiles motos, y así contribuir a que en estas motorutas se disminuyeran las altas velocidades que generalmente se practican en estos vehículos, como también a la organización del tránsito local.

A la organización y regulación del mototaxismo se llega con motorutas, colores de esperanza, cultura ciudadana y alto civismo.

CARLOS FELIZ MONSALVE

Diputado de Bolívar

*Especialista en Seguridad Social

*Especialista en Gerencia de Servicios de Salud.

*IV año de Derecho.