En sus marcas… ya viene el 15 de abril – Análisis de John Zamora

Análisis de John Zamora (Director Revista Zetta).- Como los lentes de una cámara cuando lentamente enfocan, así comienza a verse el panorama político inmediato para Cartagena. A pesar de la deliberada lentitud del gobierno nacional para convocar a elecciones tras la renuncia del alcalde Manolo Duque, no queda otra opción que hacerle caso a la ley, así el presidente Santos espere hasta el último segundo del término para hacerlo.

Quinto Guerra y Andrés Betancourt se encontraron en la ceremonia de El Deportista del Año 2017 y su saludo lo captó el lente de Roberto Ahumada, del diario La Verdad.

El 7 de febrero sabremos la fecha para ir a las urnas, y todo parece indicar que el “Día D” será el domingo 15 de abril. Es decir, las elecciones para alcalde de Cartagena serán “sandwich” entre las de Congreso (marzo) y presidenciales (mayo y junio).

De entrada atisbo dos candidaturas fuertes, una con bríos para crecer y otras de variopinto pelaje.

Los fuertes son Andrés Betancourt y Quinto Guerra, así de claro. Tienen la estatura política, los medios y la plataforma para hacer campaña. Fueron los candidatos que, junto con Manolo, eclipsaron la atención. Son los que tienen su nombre posicionado, los más conocidos como aspirantes a la Alcaldía.

La candidatura con bríos para crecer es la de David Múnera, quien emerge como alternativa y a quien se le reconoce por su combatividad ideológica, y sus posturas claras, sin ambages.

De ahí en adelante habrá aspirantes pero de incierta probabilidad para disputar el trofeo mayor.

El más activo es César Anaya, quien pasa metido en los barrios. No obstante, su costumbre de abdicar a favor del favorito de turno, tiene minada la confianza que pueda despertar.

El exrepresentante Germán Viana Guerrero también se ha movido para encontrar apoyo, y ahora que se vuelve a agitar el cutarro, seguro volverá a formular planteamientos.

Juan Carlos Ayala sonó como candidato de la iglesia Ríos de Vida, del pastor Miguel Arrázola, y puede que tenga reconocimiento interno, pero fuera de esa esfera religiosa, poco o nada dice.

En el momento de la renuncia de Manolo se contó una veintena de nombres. De seguro volverán a la palestra muchos de ellos, y surgirán otros tantos. Es la democracia.