La diferencia – Opinión de Juan Camilo Romero

Por Juan Camilo Romero (Especial para Revista Zetta).-  La clase empresarial cartagenera, desde que se implementó la elección popular de alcaldes y gobernadores, ha venido sufriendo reveses en sus intenciones de situar a un miembro de su estirpe en el primer cargo del distrito. No han podido consolidar un proyecto político de acuerdo a su visión de ciudad y creencias, que contribuya al mejoramiento del corralito de piedra.

Las comparaciones son odiosas, y no quiero cavilar sobre la rivalidad histórica con nuestros vecinos, pero muchas veces nos preguntamos: por qué en Barranquilla se ejecutan obras de infraestructura, cómo lograron que el Carnaval sea su motor de desarrollo, cómo hicieron para que su gremio empresarial sea fuerte y su clase política tenga gran aceptación.

La diferencia radica en que los empresarios barranquilleros con sus luces y sombras, han contribuido a la construcción del imaginario colectivo y cultural de la ciudad, su actividad económica y sus empresas, están arraigadas en el diario vivir del pueblo, el equipo de fútbol, las súper tiendas, los licores, los nuevos íconos de la arenosa y todo lo que hace sentir orgulloso al barranquillero están ligados a grupos empresariales locales. Empresarios que entendieron la necesidad de su cercanía al pueblo, a eso se le suma que entre sus miembros tienen carismáticos ejecutores y  administradores, como es el caso del actual alcalde quien por sus resultados ha tenido y tendrá el favor electoral del pueblo, para sí mismo o para quien obtenga su bendición.

A los empresarios cartageneros el colonialismo español los ha llevado a creer que son una raza superior, que solo ellos pueden gobernar la ciudad, es por eso que no han podido tolerar los Alcaldes recientemente elegidos, y que al momento de vincularse a lo público deberíamos estar agradecidos por haber sacrificado sus espacios gerenciales privados para servirle a la ciudad.

El  poder se gana en las urnas y para que el pueblo los favorezca deben acercar su actividad económica a los sectores populares, contribuir a la construcción de un nuevo ciudadano con mayor sentido de pertenencia y no ser indiferentes a los cinturones de pobreza que desde lujosos apartamentos en Castillogrande se logran divisar, más bien ser líderes positivos para la transformación y desarrollo de la ciudad, siendo convocantes a todos las fuerzas vivas con tal de lograr lo que anhelamos todos los cartageneros, una ciudad más segura, justa y menos excluyente.

Si Cartagena progresa sus niveles de calidad de vida mejoran, se erradica la pobreza, seríamos más competitivos y se aumenta inmediatamente el valor de las empresas, eso lo han venido haciendo nuestros vecinos y ahí están los resultados.

Tecnoglass regala la ventana a Barranquilla la ventana al mundo, mientras en Cartagena empresas hoteleras rellenan los manglares para ampliar sus utilidades sin importar los daños ocasionados al medio ambiente.

Esa es la diferencia.

Adenda uno: Felicito al Honorable Senador Lidio García Turbay por su elección como Presidente del Congreso de la República, es una gran oportunidad para reivindicar la ausencia de liderazgo que ha tenido nuestro Departamento en instancias nacionales.

Adenda dos: Con mucha indignación advierto la actitud de algunos jefes políticos locales, que ante el ejercicio sano de personas cercanas que buscan crecer políticamente, descalifican a sus antiguos colaboradores.

JUAN CAMILO ROMERO LÓPEZ